domingo, 14 de mayo de 2017

Puigvert. Y el "genero"

Puigvert y la ideología de género.

Antoni Puigvert publica en La Vanguardia, el 13 de Marzo de 2017, un interesante artículo sobre la ideología de género. Os aconsejo que lo leáis;  lo aporto (quizás deberéis ampliar la foto del artículo):


Como veréis,  describe con sencillez una de las consecuencias de la tendencia al relativismo que impera en Europa: la moral, la ética objetivas, no tienen cabida en nuestro modo de pensar; mejor dicho, mejor dicho: no tienen cabida, con mucha frecuencia,  en nuestro modo de expresarnos: la mayoría de las personas prefiere no mostrar su disconformidad con algunas conductas: se teme ser calificado como “antiguo”, “nostálgico de tiempos periclitados”, “fanático”. Los heraldos de determinadas ideologías han conseguido que quienes no piensen como ellos, y más aún quienes lo manifiestan, sean declarados como intolerantes, retrógrados, e incluso como personas que “odian”.

 Ciertamente se produce en este momento una grave intolerancia: un verdadero “totalitarismo”; pero quienes incurren en ello son esos “heraldos” del nuevo “pensamiento”, de las nuevas “concepciones”: han impuesto sus ideas y paradigmas ante la dejadez, la pereza intelectual, la concesión al relativismo, de una mayoría.

Manifiesta Antoni Puigvert que un tema en el que se ha practicado esa sustitución de la discusión intelectual y del debate racional, por una concepción apriorística, por una  aceptación acrítica respecto a una ideología, es la “perspectiva de género”. En efecto hace notar Puigvert cómo “Todo el mundo acepta ya que la identidad sexual es solo cultural y que la condición natural no existe. La tesis es muy discutible científicamente y apenas se ha discutido en el “ágora”, pero la opinión pública impone ya el silencio absoluto a los críticos de ese pensamiento”; continúa Puigvert: “La perspectiva de género de ha convertido en el nuevo marxismo, una ideología que muy poca gente conocía por lectura diversa, pero que diversas generaciones universitarias impusieron como una interpretación única de la historia y de la condición humana”.


Frente a su brillante planteamiento de la primera parte del artículo, discrepo de su segunda parte: cierto que, como él hace notar, en nuestra sociedad predomina el relativismo, (más  aún, y tendréis que perdonar esta vulgaridad mía: predomina el “semenfotisme”, el “tant se m’en fot”, catalán); un relativismo cómodo   –todo nos da igual, todo nos parece bien–   y cobarde: se teme manifestarse en contra, por miedo a ser tildado de “nostálgico del antiguo régimen”, de “fundamentalista”.  Pero, no todos los críticos de esa “perspectiva” pueden descalificarse de un modo tan simple, y también tan “acrítico”, como hace Puigvert. En particular me refiero al famoso autobús de “Hazte oir”: no pienso que quienes lo han creado sean unos nostálgicos de determinados pasados, quizás más bien son personas que quieren evitar determinados “futuros”.

Me explicaré: quizás son personas que piensan que la aplicación de esa ideología a los niños y niñas puede ser notablemente perjudicial para su sano desarrollo: esa es la preocupación, además y por ejemplo, de gran parte de los pediatras norteamericanos, según creo (veremos más adelante  la documentación que facilitan, muy rica y rigurosa , como suelen ser las documentaciones que apoyan o sustentan los estudios de colectivos norteamericanos.). Y supongo que esa debe ser la preocupación y la solicitud de “Hazte oir”:  Que se deje  a los niños en paz; que no se pretenda aprovechar su inexperiencia e ingenuidad para “crear” una sociedad con tantos “géneros” (al parecer, al menos cinco), para satisfacción de unos ideólogos…

Ideólogos que, verdaderamente resultan ser muy influyentes y muy  “intolerantes”. Ciertamente el tratamiento que se ha dado al dichoso autobús, por Ayuntamientos, Generalitat y muchos medios de comunicación, resulta inconcebible en una sociedad democrática; resultaría más bien propia de un sistema totalitario (Puigvert ya apunta la comparación con el marxismo).

  
Ahora os aporto la documentación complementaria referida:

El Colegio Americano de Pediatras emitió (y ha reiterado en enero de 2017) un informe clarificador. Bajo el título: Gender Ideology Harms Children

Concluye que:

La ideología del género daña a los niños

El Colegio Americano de Pediatras insta a los profesionales de la salud, educadores y legisladores a rechazar todas las políticas que condicionan a los niños a aceptar como normal una vida de suplantación química y quirúrgica del sexo opuesto. Los hechos - no la ideología - determinan la realidad.

1. La sexualidad humana es un rasgo binario biológico objetivo: "XY" y "XX" son marcadores genéticos de hombres y mujeres, respectivamente - no marcadores genéticos de un trastorno. La norma para el diseño humano es ser concebido ya sea hombre o mujer. La sexualidad humana es binaria por diseño con el propósito obvio de ser la reproducción y el florecimiento de nuestra especie. Este principio es evidente por sí mismo. Los trastornos extremadamente raros del desarrollo sexual (DSDs), incluyendo pero no limitado a la feminización testicular y la hiperplasia suprarrenal congénita, son todas las desviaciones médicamente identificables de la norma binaria sexual y son correctamente reconocidos como trastornos del diseño humano. Los individuos con DSD (también denominados "intersexuales") no constituyen un tercer sexo. (1)

2. Nadie nace con un género. Todo el mundo nace con un sexo biológico. El género (conciencia y sentido de sí mismo como hombre o mujer) es un concepto sociológico y psicológico; No una biológica objetiva. Nadie nace con una conciencia de sí mismos como hombres o mujeres; Esta conciencia se desarrolla con el tiempo y, como todos los procesos de desarrollo, puede ser descarrilada por las percepciones subjetivas, las relaciones y las experiencias adversas de un niño desde la infancia hacia adelante. Las personas que se identifican como "sentirse como el sexo opuesto" o "en algún lugar entre" no comprenden un tercer sexo. Siguen siendo hombres biológicos o mujeres biológicas. (2, 3, y 4.)

3. La creencia de una persona de que él o ella es algo que no son es, en el mejor de los casos, un signo de pensamiento confuso. Cuando un niño biológico sano siente que es una niña, o una niña sana, biológica, cree que es un niño, existe un problema psicológico objetivo que se encuentra en la mente y no en el cuerpo, y debe ser tratado como tal. Estos niños padecen disforia de género. La disforia de género (GD), anteriormente catalogada como Trastorno de Identidad de Género (GID), es un trastorno mental reconocido en la edición más reciente del Manual Diagnóstico y Estadístico de la Asociación Psiquiátrica Americana (DSM-V)  Las teorías psicodinámicas y de aprendizaje social De GD / GID nunca han sido refutados. (2, 4, 5)

4. La pubertad no es una enfermedad y las hormonas bloqueadoras de la pubertad pueden ser peligrosas. Reversible o no, las hormonas bloqueadoras de la pubertad inducen un estado de enfermedad - la ausencia de pubertad - e inhiben el crecimiento y la fertilidad en un niño previamente biológicamente sano.(6)

5. Según el DSM-V (Manual Diagnóstico y Estadístico de la Asociación Psiquiátrica Americana), hasta el 98% de los varones confundidos por sexo y el 88% de las niñas confundidas por el género aceptan finalmente su sexo biológico después de pasar naturalmente por la pubertad. (5)

6. Los niños pre-púberes que usan bloqueadores de la pubertad para hacerse pasar por el sexo opuesto requerirán hormonas sexuales cruzadas en la adolescencia tardía. Esta combinación conduce a la esterilidad permanente. Estos niños nunca serán capaces de concebir ningún niño genéticamente relacionado incluso a través de la tecnología reproductiva artificial. Además, las hormonas sexuales cruzadas (testosterona y estrógeno) están asociadas con peligrosos riesgos para la salud, incluyendo pero no limitado a enfermedades cardíacas, presión arterial alta, coágulos sanguíneos, apoplejía, diabetes y cáncer. (7, 8, 9, 10 , y 11)

7. Las tasas de suicidio son casi veinte veces mayores entre los adultos que utilizan hormonas sexuales cruzadas y se someten a una cirugía de reasignación de sexo, incluso en Suecia, que está entre los países que más afirman ser LGBTQ.  ¿Qué persona compasiva y razonable condenaría a los niños pequeños a este destino? Sabiendo que después de la pubertad tanto como el 88% de las niñas y el 98% de los niños (que están “confundidos por sexo”) llegarán a aceptar la realidad y lograr un estado de salud mental y física?

8. Acondicionar a los niños para que crean (que) una vida de suplantación química y quirúrgica del sexo opuesto es normal y saludable es abuso infantil. Apoyar la discordancia de género como (algo que)  es normal a través de la educación pública y las políticas legales confunde a los niños y los padres, llevando a más niños a presentar a las "clínicas de género" donde se les administrarán fármacos bloqueadores de la pubertad. Esto, a su vez, garantiza virtualmente que ellos "elegirán" una vida de hormonas sexuales carcinógenas y tóxicas y probablemente considerarán la mutilación quirúrgica innecesaria de sus partes sanas del cuerpo como adultos jóvenes.

Michelle A. Cretella, M.D.
Presidente del Colegio Americano de Pediatras

Quentin Van Meter, M.D.
Vicepresidente del Colegio Americano de Pediatras
Endocrinólogo Pediátrico

Paul McHugh, M.D.
Profesor de Psiquiatría de la Universidad de la Escuela de Medicina Johns Hopkins y ex psiquiatra en jefe del Hospital Johns Hopkins

Publicado originalmente en marzo de 2016
Actualizado en agosto de 2016
Actualizado en Enero 2017

References:
1. Consortium on the Management of Disorders of Sex Development, “Clinical Guidelines for the Management of Disorders of Sex Development in Childhood.” Intersex Society of North America, March 25, 2006. Accessed 3/20/16 from http://www.dsdguidelines.org/files/clinical.pdf.
2. Zucker, Kenneth J. and Bradley Susan J. “Gender Identity and Psychosexual Disorders.” FOCUS: The Journal of Lifelong Learning in Psychiatry. Vol. III, No. 4, Fall 2005 (598-617).
3. Whitehead, Neil W. “Is Transsexuality biologically determined?” Triple Helix (UK), Autumn 2000, p6-8. accessed 3/20/16 from http://www.mygenes.co.nz/transsexuality.htm; see also Whitehead, Neil W. “Twin Studies of Transsexuals [Reveals Discordance]” accessed 3/20/16 from http://www.mygenes.co.nz/transs_stats.htm.
4. Jeffreys, Sheila. Gender Hurts: A Feminist Analysis of the Politics of Transgenderism. Routledge, New York, 2014 (pp.1-35).
5. American Psychiatric Association: Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, Arlington, VA, American Psychiatric Association, 2013 (451-459). See page 455 re: rates of persistence of gender dysphoria.
6. Hembree, WC, et al. Endocrine treatment of transsexual persons: an Endocrine Society clinical practice guideline. J Clin Endocrinol Metab. 2009;94:3132-3154.
7. Olson-Kennedy, J and Forcier, M. “Overview of the management of gender nonconformity in children and adolescents.” UpToDate November 4, 2015. Accessed 3.20.16 from www.uptodate.com.
8. Moore, E., Wisniewski, & Dobs, A. “Endocrine treatment of transsexual people: A review of treatment regimens, outcomes, and adverse effects.” The Journal of Endocrinology & Metabolism, 2003; 88(9), pp3467-3473.
9. FDA Drug Safety Communication issued for Testosterone products accessed 3.20.16: http://www.fda.gov/Drugs/DrugSafety/PostmarketDrugSafetyInformationforPatientsandProviders/ucm161874.htm.
10. World Health Organization Classification of Estrogen as a Class I Carcinogen: http://www.who.int/reproductivehealth/topics/ageing/cocs_hrt_statement.pdf.
11. Eyler AE, Pang SC, Clark A. LGBT assisted reproduction: current practice and future possibilities. LGBT Health 2014;1(3):151-156.
12. Dhejne, C, et.al. “Long-Term Follow-Up of Transsexual Persons Undergoing Sex Reassignment Surgery: Cohort Study in Sweden.” PLoS ONE, 2011; 6(2). Affiliation: Department of Clinical Neuroscience, Division of Psychiatry, Karolinska Institutet, Stockholm, Sweden. Accessed 3.20.16 from http://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0016885.

Hemos de asumir, pues, seriamente que se trata de una ideología que daña a los niños y que exigiría un estudio más detallado por parte de nuestras instancias educativas y, en particular, por parte de las que hacen referencia a la infancia y juventud -superando nuestra habitual frivolidad intelectual- para evitar daños quizás graves a una parte especialmente influible y fácilmente manipulable de nuestra sociedad

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