jueves, 8 de noviembre de 2018

“La Eutanasia mata”. 

Nuevo argumentario sobre la eutanasia de e-Cristians

25 octubre, 2018

En su sentido etimológico, “eutanasia” significa “buena muerte”, es decir morir bien, y en ningún caso dicha palabra se asimilaba al acto de infringir la muerte o infringirse el suicidio. No solo eso, el juramento hipocrático prohibía y prohíbe al médico hacer nada que pueda ocasionar la muerte del paciente.

El cambio se produce en la época moderna cuando de la mano de la eugenesia, la “ciencia” que pretende mejorar “la raza”, consigue modificar el sentido del concepto de eutanasia para convertirlo en una práctica dirigida a poner fin a la vida de las personas. El primer lugar donde se aplica realmente es en los años 30 en la Alemania gobernada por los nazis.

La cuestión clave es esta. Lo que es moralmente aceptable y deontológicamente aplicable para las profesiones sanitarias, es que ante un paciente en situación terminal se actúe o se deje de actuar con la intención de prestarle el mejor cuidado permitiendo la llegada de la muerte. Por el contrario cuando se hace algo o se deja de hacer con la intención directa de producir la muerte, entonces resulta moral y deontológicamente rechazable y esto es precisamente lo que promueve el proyecto de ley español sobre la eutanasia. La diferencia radica en el fin: prestar el mejor cuidado, y esto en términos de hoy son los cuidados paliativos, o bien matar en lo que ahora se conoce como eutanasia.

1.       La Eutanasia mata. Con permiso de la víctima, ejercido con mayor o menor grado de consentimiento, pero mata. En realidad, la eutanasia es un tipo de homicidio, o de suicidio, según cómo se establezca. Reflexión. ¿La muerte, matar como sistema legal, puede ser la solución a un problema humano?

2.       La Eutanasia no sirve para evitar el sufrimiento. Piénsalo, la muerte siempre es dolorosa, incluso cuando es programada. Este dolor es visible para los demás o, en otras ocasiones, sólo es interno, lo experimenta la conciencia. 

3.   Uno de los sufrimientos peores es el del arrepentimiento tardío, como el que experimenta el suicida que ha saltado al vacío. ¡Quiere volver atrás!, pero ya es tarde. La eutanasia no evita el sufrimiento final, solo lo enmascara. La muerte no es el fin dela conciencia. Según como mueras, vivirás.

4.       La eutanasia es irreversible. Ese es el problema. Una persona, puede atravesar un estado de depresión, o ser empujada a ella por su entorno durante un cierto tiempo, un mes, dos, tres. Si en este tiempo solicita que acaben con su vida lo habrá hecho en unas condiciones en las que no era ella misma. Pero será tarde. Ya estará muerto. La ley, si se aprueba, establecería 30 días entre petición y muerte. Demasiado poco para vencer la depresión.

5.       La eutanasia no es consecuencia de la libertad, sino que es su víctima. Está ampliamente documentado que la causa fundamental que impele a buscar la muerte no es la enfermedad terminal, o una gran incapacidad funcional, sino la falta de reconocimiento humano y la soledad. Sentirse un “algo” que sobra, que es una carga o molestia para su familia, que es ignorado, o bien que está solo, terriblemente solo. Es esto sobre todo lo que crea las condiciones para desear morir. La gran tarea de nuestra sociedad ha de ser reconstruir el reconocimiento y el acompañamiento. Esa sí es una actitud humana y no la muerte.

6.       Una ley sobre la eutanasia empuja a la muerte… porque es ir de legal. Lo que la ley permite se acaba convirtiendo en un deber moral que condiciona a la sociedad y a las mentes. La propia ley influye sobre la persona, estimula a su entorno a escoger la vía de la muerte. “¡Qué haces tú en este mundo!”. Se presupone que hay vidas que no vale la pena que sean vividas.

7.       La eutanasia favorece el suicidio, pues considera que la muerte provocada puede ser la solución para los problemas y cargas de la vida. Es un peligro para los que sufren ideas de suicidio ya que “normaliza” esta práctica.

8.       La eutanasia no aumenta la autonomía personal, e incluso puede reducirla. La persona, sin necesidad de una ley que permita la eutanasia, puede suicidarse sin mucha complicación. Pero la ley posibilitará que otros decidan sobre la vida ajena.

9.       La eutanasia defiende una idea equivocada de la libertad al pensar que ésta es mayor cuanto más numerosas sean el número de opciones, en lugar de contemplarla en su relación con la calidad de las mismas. Ser libre es poder optar entre opciones buenas. La eutanasia no es una buena opción.

10.   La Eutanasia es una solución para aligerar los costes del Estado en sanidad y pensiones. Es la contrapartida real a la falta de nacimientos. Muchos ingenuos aun piensan que los motivos son benéficos. ¡Qué error! Cuando todos los datos advierten que los gastos en sanidad crecen porque aumenta la población en edad avanzada, que sufre enfermedades crónicas complejas, cuando saben que las pensiones no alcanzan, y que cada vez hay menos jóvenes para trabajar, la eutanasia se convierte en la medida  fácil de los poderosos para cuadrar el presupuesto público, sin aumentar los impuestos.

11.   Los ricos no utilizan la eutanasia, o la emplean en mucha menor medida que los demás. ¿Habéis visto los datos de los países que la aplican? ¿Qué porcentaje de gente de altos ingresos la utiliza? Casi nadie. No sólo eso. Como pueden pagárselo, acuden a hospitales privados que les garantizan buenos cuidados paliativos y que en ningún caso les aplicarán la eutanasia. La eutanasia acaba siendo una medida que afecta sobre todo a gente con pocos recursos económicos.

12.   La eutanasia es una perversión de la piedad. La verdadera compasión es la solidaridad con el dolor de los demás, y no la eliminación de la persona que sufre

13.   Ahora, los cuidados paliativos y el acompañamiento son la respuesta al sufrimiento, como lo es la construcción de una sociedad más fraterna a medio plazo. Las atenciones paliativas no alargan artíficamente la vida, en ocasiones más bien lo contrario como efecto colateral. Su fin es proporcionar calidad de vida.

14.   El gran objetivo humano: cuidados paliativos para el 100% de la población. Vivir y morir bien. Sin sufrimiento, en compañía.

15.   La eutanasia margina los cuidados paliativos de las políticas públicas. Con ella hay más gente que sufre y su único camino es usarla. Ese es su éxito. La prueba es que Bélgica y Holanda, pioneros en legalizar la eutanasia, poseen unos servicios paliativos que son peores que los de muchas comunidades autónomas españolas.

16.   No te creas las promesas de los políticos. Dijeron que bajarían los impuestos, y los subieron, que aumentarían las pensiones con la inflación y va a ser que no. Si se aprueba la eutanasia, los cuidados paliativos de calidad acabarán siendo sólo para los ricos.

17.   Legalizar la eutanasia en una economía de mercado como la nuestra, promueve su negocio. La creación de un complejo entramado de médicos, personal de enfermería y abogados que, dedicándose a ella, la tengan por principal negocio. El afán de lucro de esas personas presionará inevitablemente para condicionar la tutela de los derechos de los pacientes.

18.   La eutanasia reduce la responsabilidad personal. Por un lado, el deber del que quiere morir para con sus personas queridas y la sociedad queda absuelto. Por otro, el deber de cuidado queda reducido por la posibilidad de dar una solución que se presenta como viable y legal. Ello puede tener consecuencias sociales de profundo y trágico calado.

19.   La eutanasia o suicidio asistido por personal médico deteriora la confianza médico-paciente. Es así que muchas personas han cambiado de país de residencia por no fiarse de las prácticas de ciertos médicos en situaciones extremas. La eutanasia es contraria al juramento hipocrático que desde hace cerca de 2.000 años caracteriza la profesión y la ética médica. Es una ruptura deontológica brutal que tendrá consecuencias sobre dicha profesión y sobre todos nosotros.

20.   Existe una tendencia a que se extienda la aplicación de la eutanasia para condiciones no terminales. Esto sitúa a los enfermos psiquiátricos, los dementes, los ancianos y los recién nacidos discapacitados en grupos especialmente vulnerables, como ha ocurrido en estados totalitarios en algunas épocas de la historia.


Y una última reflexión en el caso de que creas en Dios:

Él no quiere que sufras por encima de tus fuerzas, pero tampoco quiere que acabes con el don de la vida que Él te ha dado. Tienes otros caminos para apaciguar el sufrimiento y crecer ante Dios. Si Dios existe lo prudente es escucharlo para no sufrir después de tu propia muerte.

viernes, 26 de enero de 2018

EL BEATO DOCTOR TARRÉS Y LA HUMANAE VITAE

Interesante artículo del Dr. José María Simon Castellví, miembro y ex-presidente (años 2014 a 2016) de la FIAMC, Federación Internacional de Médicos Católicos, acerca de la Humanae Vitae, el trascendental documento de Paulo VI, en su 50 aniversario.

Entiendo que vale la pena leer con detenimiento este artículo y, desde luego, la Humanae Vitae, y darlos a conocer...

Lo transcribo:

<< Como se acerca el quincuagésimo aniversario de la encíclica Humanae vitae del beato Pablo VI, me parece oportuno hacer unas reflexiones sobre la misma. Me parece ver aquel gran texto sostenido sobre tres grandes pilares.

El primer pilar trata a la vida humana como un gran don de Dios. ¿Acaso alguien se puede hacer a sí mismo (self made man?)? ¿O mantenerse a sí mismo en el ser? ¿O crear belleza y vida de la nada?

Una parte substancial y no accesoria del don de la vida es la posibilidad de procrear, de colaborar en la Creación. Las bases fisiológicas de la procreación humana son bien conocidas y una parte fundamental son los ritmos de fertilidad-no fertilidad de la mujer. Estos ritmos, que se pueden conocer perfectamente, son parte de la salud de la mujer. Están ahí para algo. Yo diría que forman parte substancial del ser humano. Alterarlos es alterar la substancia del hombre. Es ir hacia el post o transhumanismo. El humano finito e imperfecto pretende enmendar la inconmensurable Sabiduría divina.

Los ritmos ovulatorios de la mujer son parte del don divino de la vida y no se pueden cambiar. Dios se ha reservado el diseño del humano. Es cierto que colaboramos en la conservación y desarrollo de la Creación (¨¡Cuidad el jardín, henchid la Tierra!”). Muchas, muy diversas y muy interesantes cosas podemos hacer los humanos con nosotros mismos, la naturaleza o la sociedad. Nos vestimos, construimos, desarrollamos el pensamiento y la ciencia hasta límites sorprendentes como la interconectividad, los viajes espaciales o el conocimiento de nuestro lenguaje genético. Podemos potenciar los dones naturales hasta límites difíciles de imaginar. Los médicos podemos y debemos ayudar a los esposos, reparando lo enfermo si hay enfermedad o trastorno. Sin embargo, NO podemos cambiar la esencia humana. Ni la fertilidad ni los hijos son una enfermedad.

El segundo pilar se asienta sobre el gran don de la sexualidad por el que los esposos se ayudan, complementan y crecen mutuamente (“no es bueno que el hombre esté solo”). El don de los hijos añade fecundidad a la fecundidad del amor carnal sano. Y, en efecto, hay un amor carnal sano y uno torcido. Todos lo vemos en nuestro interior y en el exterior. Son residuos de la gran caída.

El tercer pilar trata de indicar al ser humano por dónde va y por dónde no va el criterio del Creador. El amor esponsal ayuda a los esposos a superar la concupiscencia o zona tenebrosa de la sexualidad del hombre caído. Esta zona de sombra se cierne incluso sobre los gobiernos, creadores de opinión (influencers) y demás organizaciones que pretenden torcer un aspecto nuclear del ser humano creado.

Creo sinceramente, al igual que el beato catalán doctor Pere Tarrés, que todos y cada uno de nosotros debemos buscar/pedir el don de la pureza, que tanto complace a Dios y tanta paz da al humano reposado. Sin este don reparador es imposible luchar contra los abusos sexuales a niños, el tráfico, especialmente de mujeres, la plaga de la pornografía o el abuso de un humano sobre otro en todos los órdenes de la vida. El beato Pablo VI lo vio bien claro y fue valiente hasta el final exponiendo la verdad divino-natural >>

lunes, 4 de diciembre de 2017

Benedicto XVI. La Inmaculada. El Pecado Original

Ante la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen que celebraremos el próximo día 8 de Diciembre nos parece oportuno recordar algunos párrafos de la Homilía pronunciada por Benedicto XVI el 8 de Diciembre de 2005, 40 Aniversario de la Clausura del Concilio Vaticano II. En concreto los párrafos referentes a la segunda de las Lecturas de la Misa prevista por la Iglesia para esa Fiesta. El Papa hace un precioso y lúcido análisis del Pecado Original, de su verdadera naturaleza y de cómo nos afecta a todos ese pecado… Sólo Santa María estuvo exenta de él: es Inmaculada.
Leámoslos pues con atención:

<< La segunda imagen es mucho más difícil y oscura. Esta metáfora, tomada del libro del Génesis, nos habla de una gran distancia histórica, que sólo con esfuerzo se puede aclarar; sólo a lo largo de la historia ha sido posible desarrollar una comprensión más profunda de lo que allí se refiere. Se predice que, durante toda la historia, continuará la lucha entre el hombre y la serpiente, es decir, entre el hombre y las fuerzas del mal y de la muerte. Pero también se anuncia que "el linaje" de la mujer un día vencerá y aplastará la cabeza de la serpiente, la muerte; se anuncia que el linaje de la mujer —y en él la mujer y la madre misma— vencerá, y así, mediante el hombre, Dios vencerá. Si junto con la Iglesia creyente y orante nos ponemos a la escucha ante este texto, entonces podemos comenzar a comprender qué es el pecado original, el pecado hereditario, y también cuál es la defensa contra este pecado hereditario, qué es la redención.

¿Cuál es el cuadro que se nos presenta en esta página? El hombre no se fía de Dios. Tentado por las palabras de la serpiente, abriga la sospecha de que Dios, en definitiva, le quita algo de su vida, que Dios es un competidor que limita nuestra libertad, y que sólo seremos plenamente seres humanos cuando lo dejemos de lado; es decir, que sólo de este modo podemos realizar plenamente nuestra libertad.

El hombre vive con la sospecha de que el amor de Dios crea una dependencia y que necesita desembarazarse de esta dependencia para ser plenamente él mismo. El hombre no quiere recibir de Dios su existencia y la plenitud de su vida. Él quiere tomar por sí mismo del árbol del conocimiento el poder de plasmar el mundo, de hacerse dios, elevándose a su nivel, y de vencer con sus fuerzas a la muerte y las tinieblas. No quiere contar con el amor que no le parece fiable; cuenta únicamente con el conocimiento, puesto que le confiere el poder. Más que el amor, busca el poder, con el que quiere dirigir de modo autónomo su vida. Al hacer esto, se fía de la mentira más que de la verdad, y así se hunde con su vida en el vacío, en la muerte.

[El subrayado del párrafo anterior es mío: me ha impresionado leer en ese texto la idea que subyace en una tentación que sufre un buen amigo mío: se le ocurre pensar: ”¿por qué Dios me ha creado sin mi permiso… y yo tengo que cumplir su voluntad? “, lo que en realidad es pensar: no acepto recibir la vida de Él; no tengo porqué depender de Él.
Pero veamos como continúa el Papa]

Amor no es dependencia, sino don que nos hace vivir. La libertad de un ser humano es la libertad de un ser limitado y, por tanto, es limitada ella misma. Sólo podemos poseerla como libertad compartida, en la comunión de las libertades:  la libertad sólo puede desarrollarse si vivimos, como debemos, unos con otros y unos para otros. Vivimos como debemos, si vivimos según la verdad de nuestro ser,  es decir, según la voluntad de Dios. Porque la voluntad de Dios no es para el hombre una ley impuesta desde fuera, que lo obliga, sino la medida intrínseca de su naturaleza, una medida que está inscrita en él y lo hace imagen de Dios, y así criatura libre.

Si vivimos contra el amor y contra la verdad —contra Dios—, entonces nos destruimos recíprocamente y destruimos el mundo. Así no encontramos la vida, sino que obramos en interés de la muerte. Todo esto está relatado, con imágenes inmortales, en la historia de la caída original y de la expulsión del hombre del Paraíso terrestre.

Queridos hermanos y hermanas, si reflexionamos sinceramente sobre nosotros mismos y sobre nuestra historia, debemos decir que con este relato no sólo se describe la historia del inicio, sino también la historia de todos los tiempos, y que todos llevamos dentro de nosotros una gota del veneno de ese modo de pensar reflejado en las imágenes del libro del Génesis. Esta gota de veneno la llamamos pecado original.

Precisamente  en  la  fiesta  de  la  Inmaculada Concepción brota en nosotros la sospecha de que una persona que no peca para nada, en el fondo es aburrida; que le falta algo en su vida:  la dimensión dramática de ser autónomos; que la libertad de decir no, el bajar a las tinieblas del pecado y querer actuar por sí mismos forma parte del verdadero hecho de ser hombres; que sólo entonces se puede disfrutar a fondo de toda la amplitud y la profundidad del hecho de ser hombres, de ser verdaderamente nosotros mismos; que debemos poner a prueba esta libertad, incluso contra Dios, para llegar a ser realmente nosotros mismos. En una palabra, pensamos que en el fondo el mal es bueno, que lo necesitamos, al menos un poco, para experimentar la plenitud del ser.

Pensamos que Mefistófeles —el tentador— tiene razón cuando dice que es la fuerza "que siempre quiere el mal y siempre obra el bien" (Johann Wolfgang von Goethe, Fausto I, 3). Pensamos que pactar un poco con el mal, reservarse un poco de libertad contra Dios, en el fondo está bien, e incluso que es necesario.

Pero al mirar el mundo que nos rodea, podemos ver que no es así, es decir, que el mal envenena siempre, no eleva al hombre, sino que lo envilece y lo humilla; no lo hace más grande, más puro y más rico, sino que lo daña y lo empequeñece. En el día de la Inmaculada debemos aprender más bien esto:  el hombre que se abandona totalmente en las manos de Dios no se convierte en un títere de Dios, en una persona aburrida y conformista; no pierde su libertad. Sólo el hombre que se pone totalmente en manos de Dios encuentra la verdadera libertad, la amplitud grande y creativa de la libertad del bien. El hombre que se dirige hacia Dios no se hace más pequeño, sino más grande, porque gracias a Dios y junto con él se hace grande, se hace divino, llega a ser verdaderamente él mismo. El hombre que se pone en manos de Dios no se aleja de los demás, retirándose a su salvación privada; al contrario, sólo entonces su corazón se despierta verdaderamente y él se transforma en una persona sensible y, por tanto, benévola y abierta.

Cuanto más cerca está el hombre de Dios, tanto más cerca está de los hombres. Lo vemos en María. El hecho de que está totalmente en Dios es la razón por la que está también tan cerca de los hombres. Por eso puede ser la Madre de todo consuelo y de toda ayuda, una Madre a la que todos, en cualquier necesidad, pueden osar dirigirse en su debilidad y en su pecado, porque ella lo comprende todo y es para todos la fuerza abierta de la bondad creativa.

En ella Dios graba su propia imagen, la imagen de Aquel que sigue la oveja perdida hasta las montañas y hasta los espinos y abrojos de los pecados de este mundo, dejándose herir por la corona de espinas de estos pecados, para tomar la oveja sobre sus hombros y llevarla a casa.

Como Madre que se compadece, María es la figura anticipada y el retrato permanente del Hijo. Y así vemos que también la imagen de la Dolorosa, de la Madre que comparte el sufrimiento y el amor, es una verdadera imagen de la Inmaculada. Su corazón, mediante el ser y el sentir con Dios, se ensanchó. En ella, la bondad de Dios se acercó y se acerca mucho a nosotros. Así, María está ante nosotros como signo de consuelo, de aliento y de esperanza. Se dirige a nosotros, diciendo:  "Ten la valentía de osar con Dios. Prueba. No tengas miedo de él. Ten la valentía de arriesgar con la fe. Ten la valentía de arriesgar con la bondad. Ten la valentía de arriesgar con el corazón puro. Comprométete con Dios; y entonces verás que precisamente así tu vida se ensancha y se ilumina, y no resulta aburrida, sino llena de infinitas sorpresas, porque la bondad infinita de Dios no se agota jamás".

En este día de fiesta queremos dar gracias al Señor por el gran signo de su bondad que nos dio en María, su Madre y Madre de la Iglesia. Queremos implorarle que ponga a María en nuestro camino como luz que nos ayude a convertirnos también nosotros en luz y a llevar esta luz en las noches de la historia. Amén.


Pues adelante: que pensemos en este tema aprovechando la próxima fiesta… Y ¡Feliz Navidad!

miércoles, 28 de junio de 2017

Basta ya de propaganda LGTBI

El Diario digital "ForumLibertas" publica una editorial bajo ese título. Pensamos que es una opinión respetuosa con todas las ideologías, seria, responsable, mesurada, que merece ser transcrita y puesta a disposición de cuanta más gente, mejor.  Aquí la tenéis:

Basta ya de propaganda LGTBI






 6 JUNIO, 2017

Es una evidencia que las personas homosexuales sufrieron una dura persecución durante el franquismo, aunque, en este caso como en todos, la variante clase social -que hoy siempre se omite porque lo único que cuenta es la igualdad en la identidad sexual-  era muy importante para determinar la aceptación práctica. En cualquier caso, lo sintomático e inaceptable era la legislación penalizadora.
Pero de entonces a ahora las cosas han cambiado sustancialmente y nadie puede pensar que España sea un país donde la homosexualidad se viva objetivamente con dificultad. Al contrario, Madrid y Barcelona se han convertido en capitales de la homosexualidad, y serlo acredita un plus, como acaece en el caso de los refugiados. El ejemplo del Ayuntamiento que preside Ada Colau es claro. En un pleno acordaron que las personas de aquella condición que fueran homosexuales tendrían preferencia en la acogida. Cuando pocas semanas después el concejal del PP, Alberto Fernández, pidió que se diera prioridad a la acogida de los cristianos perseguidos de Oriente, la propia alcaldesa le acusó de ir contra los derechos humanos y le instó a que rectificase. Si esta dualidad de trato se hubiera manifestado en cualquier otro grupo de población, el escándalo hubiera sido mayúsculo, pero tratándose de homosexuales aquí no pasa nada.
Lo que antes era persecución se ha convertido en privilegios. Y si lo de antes debe rechazarse, lo de ahora también.
No puede ser que en Catalunya se tramite una ley contra la discriminación, que no recoja cerca de una treintena de derechos y ventajas que establece una ley anterior, para evitar la discriminación de las personas LGTBI. La legislación de un Estado de derecho no puede consagrar una discriminación de los ya discriminados. Pero esto no sucede porque sí, porque, como ya advertimos en su momento, la normativa que teóricamente debía evitar la homofobia era en realidad una compilación de privilegios para este grupo de población que, por su naturaleza abusiva, los convertía en imposibles de generalizar para el conjunto de grupos que se encuentran en igual o peor situación.
Existe una acción masiva sistemática de propaganda para convertir a las personas LGTBI en el grupo de referencia de la sociedad. Si no fuera por la serie House off Cards, en la que un presidente de Estados Unidos, malo, malísimo, es homosexual, toda imagen pública de este grupo de personas sería excelsa, angelical, es decir, nada humana en su perfección, y eso es una comida de tarro porque como sucede con los seres humanos hay de todo en la viña del Señor.
Ahora la propaganda LGTBI continúa hasta extremos que superan lo ridículo, si no fuera porque todo es un conjunto que avanza en la misma dirección: convertir nuestra sociedad no en algo normal, sino marcada y sustanciada en su cultura e instituciones por la hegemonía LGTBI y por su doctrina necesaria, la perspectiva de género. Cuando se actúa en estos términos lo que está en peligro es la libertad y el Estado de derecho, como ya sucede cuando cualquier consideración que no guste a aquel grupo de presión es denunciada al amparo de las múltiples normativas que existen. La cosa no va a más cuando llega a la Justicia pero “la pena de telediario” y la acción represiva en diversas comunidades autónomas ya son suficientes para que impere el temor a abordar toda cuestión relacionada con los grupos y doctrina LGTBI
Ahora mismo, el Ayuntamiento de Madrid ha dado un paso más en este sentido gastando dinero en una sustitución que en realidad es pura propaganda: la de los “semáforos homosexuales” que contribuye a presentar  Madrid como la capital Gay, y en menor medida, Lésbica de Europa.
Hay que decir basta. Dejar establecido que una cosa es el trato igual a todas las personas en razón de su dignidad inalienable, y otra el conjunto de normas y prácticas que intentan convertir a nuestra sociedad en un colectivo LGTBI, porque quien detenta esta condición tiene privilegios, siempre tiene razón, y no puede ser víctima de ninguna crítica. 
Como escribió el primer ministro socialista francés, Lionel Jospin, en su oposición al matrimonio homosexual, el mundo no se divide entre homosexuales y heterosexuales, sino entre hombres y mujeres unidos, añadimos nosotros, por la común condición de seres humanos. Es sobre y para la dignidad de ellos para quien se debe gobernar, y no para variopintas “tribus” que rompen esa unidad humana.

miércoles, 14 de junio de 2017

DALL´HUMANAE VITAE ALLA LAUDATO SI´

De la Humanae Vitae a la Laudato SI

La Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas prepara su 25 Congreso Mundial a celebrar en Zagreb y, entre otras de sus actuaciones nos parece conveniente destacar el estudio, publicado en l’Osservatore Romano del pasado día 9 de Junio, sobre las encíclicas “Humanae Vitae” y “Laudato si”. Se trata, además, de un análisis temporalmente oportuno pues ese Congreso coincidirá prácticamente con el 50 aniversario de la Humanae Vitae.

La publicación en l’Osservatore se ha efectuado en italiano. Aquí tras la introducción en esa lengua transcribiremos la versión en Castellano, preparada por el propio Dr. José María Simón, autor del estudio.


DALL´HUMANAE VITAE ALLA LAUDATO SI´

http://www.osservatoreromano.va/vaticanresources/pdf/QUO_2017_132_0906.pdf

Tra un anno a Zagabria il convegno della Fiamc

Dall’«Humanae vitae» alla «Laudato si’» di JOSÉ MARÍA SIMÓN

Tra un anno si terrà a Zagabria il venticinquesimo congresso mondiale della Federazione internazionale delle associazioni dei medici cattolici (Fiamc) con il tema «Santità di vita e professione medica. Dalla Humanae vitae alla Laudato si’». Coinciderà con il cinquantesimo anniversario della famosa lettera enciclica di Paolo VI.


DE LA HUMANAE VITAE A LA LAUDATO SI´

Dr. José María Simón Castellví
Anterior Presidente de la FIAMC (Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas)

Dentro de un año tendra lugar en Zagreb (Croacia) el 25 Congreso mundial de la FIAMC con el lema “ Santidad de vida y profesión médica: de la Humanae vitae a la Laudato si”. Coincidirá con el 50 aniversario de la famosa carta encíclica de Pablo VI.

<<Sé perfectamente que la Doctrina de la HV ha sido ampliamente discutida, ignorada o renegada; y que muchos esposos no la han puesto en práctica. También he conocido a bastantes que la han seguido y han sido felices. De hecho, muchos millones de familias son felices aceptando a los hijos y respetando el natural funcionamiento de sus fisiologías. Asimismo, médicos y otros profesionales enseñan satisfactoriamente los eficaces medios de regulación natural de la fertilidad.

¿Qué nos dice la HV? Pues que la vida humana es un don caído del Cielo. El hijo es un don porque los padres lo recibimos casi gratuitamente. Solo es necesario que fluya el amor entre los esposos. Los padres somos coparticipes de la paternidad de Dios. El hijo es sublime, aunque pueda dar algunas fatigas. El hijo es un don para siempre, ya que todo ser humano es trascendente.

También nos pide aceptar que el Creador ha impreso en la mujer unos ciclos continuos de fertilidad-no fertilidad. El reconocimiento de estos ciclos (awareness) está hoy bien contrastado y se puede enseñar a la mujer incluso a la no alfabetizada en cualquier parte del mundo. Y son precisamente estos ciclos los que pueden legítimamente utilizarse para tener o postponer la venida de un nuevo hijo después de una reflexion seria y responsable.

El ser humano vive el plan B de la Creación. La muerte y las fatigas no fueron queridas por Dios. Pero nos hizo responsables de nuestros actos y desde la decisión voluntaria de nuestros primeros padres somos frágiles, mortales, pecadores. Limitados- criaturas- ya lo éramos antes…

Dios delega en el envejecimiento y en la enfermedad para llevarnos ante El. De la misma manera, para producir o retrasar una nueva vida humana corporal cuenta con los ciclos naturales de la mujer. En el principio y en el fin de la vida humana la naturaleza cuenta. Y así como no podemos matar sino ayudar a morir (cuidados paliativos), tampoco debemos utilizar fármacos para evitar una nueva vida sino solo aquellos que contribuyan a la fertilidad (restaurar la naturaleza).

El médico no debe sustituir a los esposos, solo ayudarlos. El médico no existe para sustituir a la naturaleza provocando la muerte, sino que está para paliar los sufrimientos previos a la misma. Quien no controla la esencia de la vida solo puede ayudar. Tenemos que admitir lo evidente: que hay una naturaleza sana y una enferma. Es ante la enferma que actua el médico. También habría que ir aceptando que el ser humano no tiene remedio sin Dios.

La mayoria de los fármacos contraceptivos modernos son, en la mayoría de los ciclos en que actuan, verdaderos microabortivos. Por ello la píldora violenta el derecho a la vida. Tienen también unos efectos secundarios innecesarios dada la existencia de los medios naturales. Se violenta el derecho a la salud. La carga anticonceptiva recae sobre la mujer, a diferencia de los medios naturales en los que los esposos cooperan como iguales. Además, la píldora impide conocer la propia naturaleza, los ciclos naturales fértil-infértil. El documento de la FIAMC de 2008 sobre la HV acreditaba además que las hormonas de los contraceptivos terminan en el medio natural polucionándolo. Ya llevamos décadas de una contaminación innecesaria en Europa y los EE.UU. Los actos tienen consecuencias y maltratar la naturaleza también las tiene.

Todos deberíamos, en la medida de nuestras posibilidades y capacidades, contribuir a sanar y realzar la naturaleza, no a estropearla ni a intentar deconstruir su esencia. En la naturaleza misma de los humanos, aunque limitada, frágil y con tendencia al mal, hay potencialidades descomunales. La ciencia y la técnica superan muchas de nuestras limitaciones y fragilidades, desde viajar al espacio hasta estudiar el microcosmos. Sin embargo nos asomamos al abismo si actuamos como si Dios no existiera o la naturaleza fuera una broma. La humildad también reside en aceptar esto.>>


Hasta aquí el estudio del Doctor Simón, quien amablemente nos ha autorizado su publicación. Su lectura podrá ayudarnos a celebrar debidamente ambos textos pontificios.